En los primeros meses de vida, tu bebé aún no sabe controlar muy bien la técnica (reflejo) de succión, lo que hace que trague aire al comer y genere en su organismo gases que llegan a ser muy molestos.
Como madres y padres, aprender a detectar las señales que indican que tu bebé tiene gases, es importante, ya que es muy fácil confundirlos con cólicos. Los cólicos generan en tu bebé mucho dolor, mientras que los gases, aunque pueden llegar a ser muy molestos para tu bebé, no le deben generar dolores intensos.
Las señales de los bebés suelen ser muy confusas. Sin embargo, cuando tu bebé tiene gases, es común que presente inquietud, disminución en su apetito y probablemente, un poco de llanto. Si quieres conocer cómo evitar y eliminar adecuadamente los gases en tu bebé, sigue los siguientes consejos:
Si al practicar estos consejos notas que tu bebé sigue presentando molestias constantes, llanto, vómito o fiebre, es importante que acudas al pediatra para que te dé una valoración. En muchas ocasiones, los bebés presentan diágnosticos específicos como intolerancia a la leche o reflujo gástrico. Si quieres conocer más sobre el reflujo en bebés, te invitamos a leer nuestra guía completa para padres.
Al principio de este artículo mencionamos el reflejo de succión y su relación con los gases, pero, ¿sabes qué es?… Los reflejos son acciones o movimientos involuntarios que desarrolla tu bebé en el momento de la gestación. Algunos de ellos son espontáneos y forman parte de las actividades habituales de tu bebé. En este caso, existen 2 reflejos que se presentan a la hora de comer y pueden influir en la producción de gases en tu bebé:
Este reflejo se desarrolla por completo aproximadamente en la semana 36 de embarazo, y se trata de una respuesta que se produce en la boca de tu bebé al momento de estimular sus labios y paladar. El reflejo de succión, como su nombre lo indica, es un movimiento automático que hace que tu bebé comience a succionar en el momento de la lactancia.
En las primeras veces de lactancia con tu bebé, debes tener en cuenta que aunque reciba la transferencia de leche de manera óptima, todavía su reflejo de succión no está del todo coreografiado. Es decir, puede ocurrir que por momentos se ponga en una posición inadecuada en el que, en la succión, le entre aire y le den gases. También, si tu bebé es prematuro, puede tener problemas a la hora de activar el reflejo. No es que nunca lo haga, sino que le tomará más tiempo acostumbrarse a la lactancia en la posición correcta para disminuir la producción de gases en su organismo.
Al contrario del reflejo de succión, este reflejo hace que el bebé expulse con su lengua cualquier alimento que no sea líquido, de la textura de la mama, o del sabor y olor de la leche. Por lo general, este reflejo desaparece a los 4 o 6 meses de edad.
Suele pasar que el reflejo de extrusión sea interpretado como señal de que al bebé no le gusta la comida en cuestión y la rechaza, pero como vemos se trata de un movimiento automático que desaparece de modo natural.
Es importante que sus primeras papillas, no contengan grumos, ni trozos de fibra que además de estimular este reflejo, puedan ocasionarle gases a tu bebé. Puede ocurrir que en el proceso de probar nuevos sabores y alimentos, encuentres algunos que le produzcan gases, sin embargo, después de tener solo una alimentación líquida, es normal que la adaptación a nuevas texturas les tome tiempo.
Está muy popularizada la idea de que justo después de comer con unas palmaditas suaves en la espalda, los bebés expulsan los gases. No obstante, esto no siempre funciona. Hay algunos bebés que tras la alimentación, requieren más tiempo para que su organismo produzca gases. Si tu bebé no elimina los gases de inmediato después de comer y no se queja, no te preocupes, los expulsará en las siguientes horas.
Si tu bebé, presenta alguno de los signos que mencionamos al inicio de este artículo, es importante sacarle los gases de manera inmediata. Si en medio de una siesta después de comer, tu bebé se despierta llorando, probablemente sean los gases que le estén generando molestias y debas sacárselos.
Los gases se pueden producir, incluso si tu bebé presenta estrés a la hora de comer. Por eso, con solo detectar sus síntomas, puedes determinar el momento perfecto para sacárselos.
Durante los primeros 3 meses de vida, el tubo digestivo y los intestinos de tu bebé están madurando aún, lo que ocasiona que la zona sea mucho más sensible y haya una producción más frecuente de gases en tu bebé.
Entre los 4 y 6 meses, en el proceso de superar el reflejo de extrusión y comenzar una dieta diversificada, tu bebé puede experimentar un período de gases mientras logra adaptarse. Esto mismo, ocurre a medida que la alimentación de tu bebé se va complementando con el paso del tiempo.
Si en la decisión de complementar la alimentación de tu bebé optas por leche formulada, es importante tener en cuenta dos recomendaciones: la primera, es consultar con tu pediatra cuál podría ser la mejor fórmula para comenzar a darle a tu bebé y evitar una que altere la producción de gases en él; y la segunda, recuerda que es importante darle el tetero en la postura correcta para que no haya succiones de aire que le produzcan gases.
Las edades en las que tu bebé pueda presentar gases, son relativas. Todo depende de la manera en cómo tu bebé estimule sus reflejos y por supuesto, se adapte a cada etapa de su alimentación.
Entendemos que quieres conocer qué debes tener presente en cada etapa de desarrollo de tu bebé, por eso te recomendamos nuestro artículo sobre cómo quitarle el pujo a un bebé, qué es y sus causas.
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2. Estudio de sensibilización e irritación dérmica.